Un
día más con vida se ha convertido en la película triunfadora
del Festival Opera Prima de Tudela en su decimonovena edición.
El
largometraje destacó por ser rodado como un filme documental de
animación con la inclusión de testimonios de los protagonistas. Una
mezcla entre realidad y animación que logró encandilar tanto al
público como al jurado.
La
historia del periodista Ryszard Kapuscinski se hizo con el premio
“Ciudad de Tudela” del público, además del “Especial del
Jurado” y del premio joven “Castel Ruiz Tudela”.
La
idea de la película surge en 2008 en una conversación entre el
director, Raúl de la Fuente, y la productora y guionista Amaira
Remírez en unas vacaciones en Menorca, mientras leían a Kapuscinski.
Ambos imaginaron la historia desde el principio en animación y con
los personajes reales contando y completándola.
Decidieron
ir a Varsovia para presentar su idea a la viuda del periodista
polaco, puesto que habitualmente rechazaba este tipo de proyectos, y
a Platige Image, productora que eligieron por su estilo visual y
otros cortos que ya habían realizado.
Raúl
de la Fuente siempre fue lector de Kapuscinski, pero sus viajes a
África hicieron que comprendiera mejor los textos y comenzara a ver
escenas en movimiento. Concretamente, Un día más con vida era
una historia muy cercana al guion cinematográfico y sus tres actos.
Carlota
es el personaje que más le llamó la atención del libro. Una mujer
que simboliza a todos los civiles que toman partido en las guerras y
acaban muriendo. “Representaba también la ilusión, el despertar
de África, de deseo de una sociedad igualitaria”, contaba de la
Fuente.
El
director navarro y Remírez buscaban una animación basada en
movimientos reales, por lo que utilizaron la captura de movimientos
humanos mediante trajes con sensores, con el fin de que el espectador
empatizara con los personajes. Todo envuelto en un look cómic de
novela gráfica que les recordaba a su infancia con este tipo de
lectura.
Tardaron
cuatro años en la preproducción, el guion, desarrollo, y
especialmente, en encontrar la financiación, más de 7 millones de
euros. No tener un referente que hubiese unido documental y animación
dificultó el proceso de producción, pero, por el contrario, les
facilitó el hacer un producto genuino y especial, un punto a favor a
la hora de venderlo.
De
la Fuente también habló de lo necesaria que fue la fusión de ambos
formatos. Los testimonios reales, la parte documental de la película
era fundamental para conocer que ha sido de sus protagonistas y de
Angola. La emoción que aporta la imagen real de los personajes
supervivientes es esencial.
Resulta
curiosa la aceptación del filme que ha tenido el público portugués.
El director explicaba: “es un público más abierto que nosotros y
al parecer lo consideran parte de su historia”.
Tras
recibir el premio del público en Cannes, en Polonia y en Egipto,
Amaia Remírez y Raúl de la Fuente se encuentran preparando dos
nuevos proyectos. Uno mezcla de nuevo la animación con imagen real y
el otro es una ficción inspirada en hechos reales que han conocido
en viajes por África. Además, cuentan con muchos documentales a
realizar, como por ejemplo una historia de violencia de género en Mozambique.
SUSANA JIMÉNEZ,
ex alumna del IES Alhama y estudiante en la actualidad del
Doble Grado en Periodismo y Comunicación audiovisual en Madrid
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