HAMLET EN EL CINE: TRES PUNTOS DE VISTA
HAMLET, UN CLÁSICO
Los clásicos de Shakespeare han sido a menudo llevados a la gran pantalla. Un ejemplo de ello es una de sus mejores obras Hamlet, de la que encontramos varias versiones cinematográficas. La historia de Hamlet ha sido recreada desde diferentes puntos de vista, incluso adaptada para los más pequeños de la casa.
Gracias a un estudio comparativo realizado en nuestra clase de Literatura Universal, hemos podido ver cuatro versiones de esta obra en el cine.
La más famosa de ellas y la más fiel a la obra original de Hamlet quizá sea la versión de Keneth Branagh (1996), ambientada muy correctamente en la época exacta y con el lenguaje tipo de los personajes que Shakespeare nos quiso transmitir.
Otra de las adaptaciones al cine de la obra que sigue en todos los aspectos lo marcado por Shakespeare es la del director Franco Zefirelli (1990). En ella aparece un joven y estupendo Mel Gibson en pantalla con el papel de Hamlet, y Helena Bonham Carter como Ofelia, entre otros. Aunque es muy exacta, Zefirelli omite algunos de los pasajes del libro para evitar el ritmo lento y pesado de la acción de las obras shakesperianas.
Entre estas versiones del clásico de Shakespeare, encontramos una disparatada adaptación del director Michael Almereyda, Hamlet (2000), con Ethan Hawke como protagonista. Esta película es un intento por adaptar el antiguo mundo de Hamlet al s. XXI. Más que atraer la atención del espectador, consigue provocar el desconcierto al hacer chocar dos épocas tan distintas. Los personajes dialogan con una actitud y un lenguaje típico de las antiguas cortes, pero está ambientada en una ciudad del s. XXI. El director ha modificado alguna cosa como el hecho de usar pistolas, los vídeos caseros de Hamlet, o el uso de limusinas. En resumidas cuentas, es una de esas películas que no recomendaría a nadie.
Otra de las adaptaciones de esta historia que todos conocemos es El rey león de Disney. La historia de Simba, como consigue vengarse de su tio Skar y volver a su patria como Hamlet a Dinamarca, es un clásico de nuestra infancia. No es la única adaptación que ha hecho Disney de una obra literaria, por ejemplo y entre otras, El rey leon 2 se basa en otro clásico de Shakespeare como es Romeo y Julieta.
Hamlet no es un libro fácil de comprender, es por eso que recomiendo ver cualquiera de las dos adaptaciones cinematográficas que siguen fielmente al libro, la de Keneth Branagh o la de Franco Zefirelli.
Estefanía Cameo ( 2º de bachillerato B)
HAMLET EN EL CINE
Los clásicos son los clásicos. ¿Somos conscientes de que las grandes historias se repiten? Y es que por mucho que nos empeñemos en engrandecer nuestro género solo somos eso, seres humanos, concebidos con los mismos atributos y, cómo no, con las mismas adversidades, desde el origen hasta esta era incierta. No fue, por lo tanto, Shakespeare quien inventó el amor prohibido entre un Montesco y una Capuleto; solo plasmó magistralmente una historia transmitida por generaciones bajo el calor de un fuego familiar. Y así como hizo el dramaturgo, otros lo intentaron con otras muchas historias, algunas de las cuales recordamos con mágica nostalgia al vernos menos niños cada día. De esta forma, las leyendas milenarias llegadas de lugares tan lejanos como la India o China rompieron ya hace mucho tiempo las barreras culturales y adquirieron un papel importante en la educación de la juventud a nivel mundial.
William Shakespeare, considerado uno de los más grandes autores teatrales, se sirvió de esta corriente de historias para escribir Hamlet, basándose en una antigua leyenda nórdica que ya había sido versionada con anterioridad. Esta historia de duda y locura ante la ejecución de una venganza conmocionó al público isabelino. El tratamiento que el autor hizo de las angustias de los personajes, así como de temas tan universales como loa ambición , el engaño, la lealtad y la obediencia, el arrepentimiento o la duda convierten a Hamlet en una obra maestra que, siguiendo con la tradición humana, ha servido de inspiración para la literatura, la pintura, la música y sobre todo, el cine.
Aunque “el séptimo arte” surgió por primera vez a finales del siglo XIX, no será hasta bien entrado el XX cuando se consolide y aparezcan las primeras salas para la proyección de películas. El público, como en el teatro griego, buscará identificarse con los personajes de historias donde ellos podrían ser los protagonistas y por esto , los directores releerán las mejores versiones de las antiguas leyendas para llevarlas a la pantalla.
Hamlet será adaptada a este nuevo formato artístico con gran éxito. En 1994 Franco Zefirelli dirigió una película con el mismo nombre y guion original de la obra maestra de Shakespeare, como también lo hizo dos años más tarde Kenneth Branagh y por la que obtuvo cuatro nominaciones a los Oscar. En ambas se pretendió reconstruir al detalle la atmósfera de la corte danesa que el dramaturgo inglés describe en la obra tal y como él mismo probablemente intentó en sus representaciones teatrales. En las dos se nos presenta a un Hamlet rubio, joven y apuesto, prototipo del príncipe medieval. Sin embargo, se te muestra crítico con la corrupción e hipocresía en la corte. La tragedia se ve desde el principio con la muerte del rey. La aparición del espectro, Bastante realista a pesar de la antigüedad de las películas, provocará la duda en Hamlet sobre el cumplimiento de la venganza en el fratricida Claudio. La muerte final de todos los personajes principales emula las tragedias griegas y en la versión de Zefirelli es destacada la relación del príncipe con su madre denotando cierto complejo de Edipo.
Años más tarde, en el 2000, Michael Almereyda llevó a la pantalla otra película en la que la ubicación actual de los hechos ocurridos en Elsinore unido a un guión exactamente igual a la obra original, darán lugar a una verdadera tortura para el espectador. A pesar de contar con un reparto de cierto caché, Hamlet, una historia eterna presenta una desconexión total entre lo que se ve y lo que se oye, así, del “príncipe” Hamlet no se conoce su reino y resulta sin sentido que se refiera a sus “negros ropajes de luto” llevando un ridículo gorro de lana de colores. Tampoco se sabe qué tiene entre manos Fortimbrás ni por qué se habla de Dinamarca cuando toda la película se sitúa en Nueva York. Por desgracia, no todas las adaptaciones de los clásicos salen bien parados pero sí es cierto que en proyectos tan costosos como este hay que tener un poco de “visión de futuro”.
Y, como era de esperar, la factoría de sueños Disney, también quiso plasmar esta eterna historia de traición en una de sus películas más queridas por los niños de todo el mundo. Así, en 1990, se estrenó El rey León. ¿Quién no ha visto esta entrañable cinta de vídeo? En ella, Scar tiende una trampa a su hermano Mufasa el rey, que muere presa de una estampida de antílopes. Su hijo Simba deberá derrotar a su tío y ocupar el puesto que le corresponde. Al tratarse de una película para niños la aparición del espíritu del rey muerto no pide venganza tan explícitamente como en la obra de Shakespeare, pero sí que le incita a recuperar el trono. Además, todo el largometraje está plagado de bellas canciones y de paisajes espectaculares de gran colorido y dinamismo.
En definitiva, Hamlet es un reflejo de las angustias que sobrevienen al hombre ante una situación de traición y venganza. Puede enfocarse de distintas maneras, pero es una historia conocida por la mayoría y de la cual incluso hemos adoptado expresiones como “¡ser o no ser, esa es la cuestión!”
Esther Pérez Nieto (2º Bachillerato B)
DE LA LITERATURA AL CINE
Hamlet de William Shakespeare ha sido una obra muy apreciada por muchas personas, entre ellas por directores como Kenneth Branagh, Michael Almereyda, Franco Zeffirelli e incluso por el mismísimo Walt Disney en su película de dibujos animados El Rey León. Todas estas películas han querido representar en el cine la tragedia Shakesperiana de Hamlet, cada una de ellas de manera diferente. Realizar películas basadas en sus obras es difícil debido a su complejidad.
Franco Zeffirelli ha demostrado que Kenneth Branagh no es el único que consigue unas adaptaciones realmente buenas y realizar un trabajo serio. Los personajes de su película se mueven en un entorno adecuado a la época, al igual que la de Branagh, siguen fielmente todos los aspectos del libro. Desarrollan toda la historia en Dinamarca, visten con unos trajes adecuados y las escenas se desarrollan en un ambiente muy apropiado. Para ser películas no muy recientes, en las que todavía la tecnología no se había desarrollado tanto como actualmente, hay escenas que están muy bien logradas, cómo la de la aparición del espectro, puede llegar a ser hasta creíble. Los protagonistas se identifican con la época, sobre todo en su forma de hablar, en verso, entre otras muchas cosas. La evolución psicológica de cada uno de ellos, se aprecia con bastante claridad.
Sin embargo, la del director Michael Almereyda cambia muchas cosas, los protagonistas realizan todas las secuencias en New York en el año 2000, lo que le da a la película un aspecto futurista sacado de contexto, sobre todo al decir que se encuentran en Dinamarca cuando eso no es cierto, para muchas personas poco adecuado. La historia está basada en Hamlet pero cambia bastantes características como el lugar, el vestuario, introduce elementos tecnológicos que en esa época eran inexistentes… pero lo que si conserva es la forma de hablar en verso, lo que queda un poco extraño. Unas frases son muy fieles al guión y otras no son expresadas adecuadamente ni en el momento ni en el lugar preciso.
Los creadores de El Rey León no ocultan en ningún momento su inspiración Shakesperiana, convirtiendo a los personajes en animales y trasladándolos a la sabana africana en vez de ocurrir en Dinamarca. En esta película la igualdad con Hamlet es el asesinato del rey por parte de su hermano para quedarse con el trono (al igual que las demás), pero sin casarse con la reina, lo que hace que el protagonista no enloquezca. Aparece también el espíritu de su padre para que le recuerde aunque no le dice claramente que le vengue, este regresará al trono y matará a su tío por el crimen cometido.
Además de la representación en películas, esta famosa obra ha sido también encarnada en series como Los Simpson de dibujos animados.
En definitiva, todas estas representaciones parten de una idea común, la venganza y la ambición, temas en los que se sostiene el clásico Hamlet.
Yolanda Ibarbuen (2ºB bachillerato)
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