Líderes; mientras unos los creen necesarios, otros los detestan, lo que todos sabemos es que la polémica generada en torno a estos personajes lleva siendo la fuente de infinidad de documentales y películas de gran éxito. Sin ir más lejos, el último largometraje de Steven Spielberg, Lincoln, recaudó más de un millón y medio de euros tras una semana en taquilla en nuestro país. Al parecer esta historia, donde prima el diálogo sobre la acción fue bien recibida por los españoles. En ella se narran los esfuerzos del presidente Abraham Lincoln por abolir definitivamente la esclavitud en los Estados Unidos a través de la aprobación de la decimotercera enmienda, mientras se estaba desarrollando la Guerra de Secesión. La increíble caracterización del protagonista y su fusión total con el personaje le han valido el Oscar a mejor actor a Daniel Day-Lewis y también a la película por su dirección artística. Sin embargo, y a pesar de resultar interesante, es probable que sin un conocimiento básico de la historia de los Estados Unidos y su sistema parlamentario, el espectador se sienta perdido ante la gran cantidad de personalidades citadas, leyes y demás procedimientos políticos.
Este tipo de películas sirven en muchas ocasiones para hacernos una idea de los acontecimientos ocurridos en una época concreta y poder comprender sus consecuencias, aunque siempre desde el punto de vista del director. Un ejemplo de ello es Gandhi, dirigida por el británico Sir Richard Attenborough, donde se nos muestra la labor pacífica del líder indio por la independencia de su país de la corona británica convirtiéndose en un símbolo de la lucha no violenta que hoy en día sigue siendo nombrado. Otro caso similar es el del largometraje Invictus, de Clint Eastwood, donde Nelson Mandela, tras haber salido de un arresto de treinta años por defender los derechos de la población negra en Sudáfrica durante el régimen del Apartheid, llega a ser presidente del país y aplica una política de reconciliación entre la mayoría negra que pide venganza sobre la minoría blanca una vez acabado el régimen separatista; para ello, se apoyará en el equipo nacional de rugby que acabará consiguiendo el apoyo de todo el país y ganará la Copa Mundial.
Una película que también ganó cuatro estatuillas en los Oscar, entre ellas Colin Firth la de mejor actor, es El discurso del rey, dirigida por Tom Hooper que muestra cómo Alberto de York acude a un terapeuta para superar su tartamudez porque tras la abdicación de su hermano, el peso de la corona inglesa recae sobre él y debe poder pronunciar discursos en los que no sea el hazmerreír de su país.
Los líderes femeninos también han tenido trascendencia en el cine, como la primera ministra británica Margaret Thatcher (recientemente fallecida) en la película La dama de Hierro, dirigida por Phyllida Lloyd, donde Meryl Streep, que obtuvo el Oscar por mejor actriz, interpreta a una mujer anciana que recuerda su pasado ambicioso como miembro del partido conservador imponiendo medidas muy polémicas en su momento; a la vez se mezcla su vida personal y la protagonista apenas es capaz de distinguir el presente del pasado. También es un ejemplo de líder femenino la reina Isabel I de Inglaterra, que en la película Elizabeth, dirigida por Shekhar Kapur, se transforma de una joven enamoradiza a una monarca severa tras un desengaño amoroso.
Estas películas sobre líderes no solo nos muestran hechos históricos sino cómo la situación personal de los protagonistas influye en sus acciones y estas pueden repercutir en el futuro de una nación entera; es así que a través de adentrarse en sus vidas, el espectador descubre el lado humano de estas personalidades imborrables.
ESTHER PÉREZ NIETO