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lunes, 27 de mayo de 2013

LA VIDA DE ADÈLE

Y la Palma de Oro fue para La vida de Adèle. Punto final. Había otras posibilidades, obviamente. Pero la película de Abdellatif Kechiche era la mejor en la competición y con este premio el presidente Steven Spielberg ha dado un impresionante puñetazo en la mesa delante de quienes dudaban de sus decisiones porque La vida de Adèle tenga unas sinceras, largas y precisas secuencias de sexo lésbico. “Es una historia de amor, de profundo amor, y cómo este sentimiento va evolucionando. Nos engancharon sus interpretaciones, y cómo el director deja que respiren sus personajes”. Spielberg aseguraba minutos después de anunciar el premio: “No digo que se proyecte en todos los cines de Estados Unidos, pero es maravillosa y creo que tendrá un enorme éxito en mi país”. En el fondo, defendía lo mismo que su realizador, que había olvidarse del resto de los adornos, que la película entrecruza la maduración de una adolescente y el descubrimiento de su opción sexual con su relación con otra chica con una única intención: hablar del amor.


El Gran Premio del Jurado, una especia de segundo puesto, fue para Inside Llewyn Davis, de los hermanos Joel y Ethan Coen, la cara perdedora del advenimiento del folk en los años sesenta en el Village neoyorquino con un soberbio Oscar Isaac como protagonista, que a falta de sus directores se convirtió en el abanderado del filme en el escenario. Un veterano. Bruce Dern se llevó el premio al mejor actor por su extraordinaria interpretación en Nebraska, de Alexander Payne.

El Premio del Jurado recayó en Like father, like son, del japonés Hirokazu Kore-eda, otra de sus grandes inmersiones en el mundo de la infancia, aunque en esta ocasión use el punto de vista de un padre, al que le anuncian que su hijo de seis años fue intercambiado por error en el hospital.

Más sorprendente es el galardón a Amat Escalante, el mexicano-estadounidense (tiene la doble nacionalidad) nacido casualmente en Barcelona, por su labor en Heli.

El reconocimiento al mejor guion lo obtuvo el chino Jia Zhang-ke por A touch of sin, película que estuvo hasta el final en los listados de posibles grandes ganadores.

Bérénice Bejo, la argentina criada en Francia, esposa de Michel Hazanavicius, que le dirigió en The artist, obtuvo el premio a mejor actriz por su labor en Le passé, de Asghar Farhadi.

Finalmente un premio que catapulta carreras. La Cámara de Oro, para la mejor ópera prima en cualquiera de las cuatro secciones (dos del festival, más la Quincena de Realizadores y la Semana de la Crítica) de Cannes, fue para Ilo ilo, de Anthony Chen, cineasta de Singapur.


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